Teniendo siempre presente la estrecha relación entre colores y decoración, recordamos todo cuanto hoy se sabe y la experiencia adquirida sobre cómo los colores influyen en el ánimo y en que forma cada individuo se inclina hacia ciertos colores y siente aversión por otros. Se trata siempre de reacciones muy subjetivas , por lo que nos limitaremos a ciertas indicaciones muy generales.
El rojo es un color cálido, asociado a la idea de fuego, es un color lleno de osadía, excitante, es estimulante, incita a la actividad. No se puede emplear en superficies muy extensas sin suscitar cansancio, es mejor limitarlo a secciones pequeñas o usar este color en objetos secundarios a la decoración, como edredones, lámparas, butacas, etc. Con el blanco se suaviza, unido al azul, se enfría. En la vivienda vale para zonas de paso, a su vez puede utilizarse con más libertad en oficinas y locales comerciales.
El anaranjado es un color cálido, que mantiene en parte los caracteres del rojo: radiante, alegre, de naturaleza estimulante, acentúa la respiración. se puede utilizar en superficies extensas y se adapta aún mejor a zonas pequeñas.
El amarillo es un color caliente y vivaz, que se asocia a la idea de un día cálido y luminoso, suscita la sensación de alegría y de bienestar. Es el color apropiado para combatir la depresión, pero a la vez puede resultar irritante. Por sus características, se emplea de referencia en lugares de escasa iluminación. Casi nunca conviene utilizarlo en su color puro sino unirlo al blanco u otros colores.
El verde es el color del equilibrio, que participa tanto del amarillo como del azul, colores de cualidades opuestas, inspira tranquilidad y serenidad. Si se le añade amarillo adquiere más vitalidad, con azul se enfría. Por su calidad intermedia se usa mucho en la decoración como color neutro que se adapta a circunstancias diversas.
El azul es un color frío, suscita sensación de calma, reposo, tristeza, tiran a la reflexión, la introspección, al trabajo intelectual. Puede usarse muy bien en paredes de fondo y ambientes orientados, con buena iluminación natural, ya que de otra forma suscita sensación de frío. Para la decoración puede utilizarse toda la gama.
El violeta es un color de la tristeza, inadecuado para quienes sufren de- presión o melancolía. Color profundo, destacado, femenino. Se anima en tonos que tienden al rojo, adquiriendo un poco de calor. Se utiliza en comparación con las superficies pequeñas: objetos de adorno, tapicerías de sillas, butacas etc.
El blanco es el color de la luz, da una sensación de candor y limpieza. Es inmejorable para fondos. Utilizado por sí solo resulta más bien frío, en superficies grandes, de no ir acompañado de otros colores , llega a cansar . Da relieve a los colores con los que se asocia. Es color positivo. Se utiliza en ambientes rústicos, pero también se puede emplear en ambientes elegantes y en ambientes modernos, aunque junto con otros colores.
El negro es un color que se presta muy bien a los contrastes , bien con blanco o con otros colores. Conviene emplearlo con discreción y en superficies pequeñas en la vivienda (techo del pasillo, cuarto de baño, etc.) Mientras que pueden lograrse efectos inmejorables en la decoración de oficinas o locales comerciales.
El gris es un color neutro, formado de blanco y negro. También se obtiene mediante la combinación de diversos tonos de color. Para la decoración son preferibles los grises logrados mediante estas últimas combinaciones que, por otro lado, son numerosísimas. Son cálidos los grises que se obtienen del rojo y del amarillo, fríos los que se derivan del azul . El gris va bien como fondo para colores cálidos y en las armonizaciones y por eso se usa mucho en la decoración.
Los colores son creadores de sensaciones en el individuo. Esto lo deben saber muy bien todos aquellos profesionales de la decoración. El color influye de forma muy notable en la creación de ambientes y, por lo tanto, en la creación de sensaciones.
Por ejemplo, el verde y el ocre claro refuerzan la atención y la concentración de los alumnos en las aulas de estudio. De la misma forma, también el ocre pálido es recomendable en las paredes y los techos de las clínicas y hospitales pues reduce la sensación de soledad de los pacientes.
1.El color y las ventas
La utilización del color para provocar una determinada sensación en el individuo no suele ser siempre tan desinteresada. El hecho de que los colores ayuden a vender es algo que ha quedado ampliamente demostrado por los enormes incrementos de ventas de artículos de consumo, producidas a partir del momento en que se hizo posible la impresión de colores en periódicos y revistas. En la elección de un color impactante para un producto comercial hay que tener en cuenta, además del carácter correspondiente al artículo que se desea vender, otros muchos aspectos como la edad, sexo, estrato social y pretensiones del segmento de mercado a quien va dirigido.
Está demostrado que las cremas y demás productos solares se venden notablemente mejor si el envase es de color amarillo o marrón, que recuerda de forma fácil a una piel tostada por el sol, que si por el contrario el envase es rojo, azul o verde, colores estos que, psicológicamente, no se relacionan con el color de un intenso y atractivo bronceado.
2. Colores y espacios internos
Y ahora, tras haber ilustrado las características de los colores y la mejor forma de emplearlos, entramos a estudiar los méritos del tema que nos interesa y hablar más directamente de la relación que existe entre el efecto de algunos de los mismos y la utilización que se les dará en la decoración.
Si un ambiente es demasiado pequeño , se aconsejan para las paredes tonos claros, a ser posible de colores fríos, que siempre dan una sensación de más amplitud . Hay que evitar revestimientos de dibujos grandes.
Para el suelo es mejor adoptar un revestimiento claro, una alfombra muy grande de tonos que no sean oscuros, las instalaciones deben de ser claras, pintadas del mismo color que las paredes, el techo blanco o de un color muy claro.
Si un ambiente es demasiado grande , se emplean tonos más oscuros para las paredes, cuidado de no exagerar en las viviendas, es mejor usar colores no demasiado puros , que resultan más acogedores y reposados.
El suelo será oscuro, de color cálido, alfombras y moquetas también de color oscuro con ideales los grises cálidos acompañados de superficies de color igualmente cálido, por ejemplo el rojo. Las paredes serán claras u oscuras , según las dimensiones de la estancia . Conviene evitar diseños verticales si se emplean papeles pintados u otros revestimientos.
El techo será oscuro, con un reborde del mismo color en la parte alta de las paredes, los suelos con materiales oscuros.
Si un ambiente es demasiado largo conviene adoptar un tono oscuro para las paredes que se quieren acortar , o bien tonos claros, pero muy cálidos y de color intenso , en cambio se elegirán tonos claros y fríos para las paredes que si quieren alargar. Así se obtiene en un tiempo una ilusión de alargamiento y acortamiento del espacio.
Criterio de selección de los colores
Al seleccionar los colores para una decoración, el profesional tiene que partir de unos conocimientos:
- Orientación de la estancia
- Actividad que se va a desarrollar en ella
- Temperamento de quien va habitarla
- Gusto personal del cliente
A partir de aquí, podremos desarrollar un proyecto.
No podemos olvidar que el color no solo lo aportan los revestimientos de suelos y paredes, las cortinas o las tapicerías. La iluminación bien utilizada puede ser igualmente efectiva.
Hay que tener en cuenta algo muy importante con respecto a la relación que une la luz y el color. Ya se ha dicho que la sensación cromática está intensamente ligada a la luz, en la oscuridad no existen colores.
La distinción antes establecida entre colores claros y oscuros depende ante todo a su capacidad de reflejar la luz. En los colores claros se reflejan mas. Una pared blanca devuelve casi el 84% de la luz incidente, una pared negra casi nada.
En ambientes bien iluminados se puede usar colores oscuros como puros, pero en los poco iluminados es mejor adoptar colores muy claros o que reflejen al máximo la luz de fuera.
Orientación de la estancia
La orientación de la estancia determinará cuánta luz natural puede recibir y la calidad de esta. Las habitaciones con ventanas hacia el este reciben la primera luz del día, qué es más dura, más fría. Tienen cabida los tonos cálidos que compensen estas cualidades.
Si la orientación es oeste, la habitación recibirá la luz de la tarde, que tiene una fuerte componente rojizo . Los colores de la gama fría equilibrarán esta iluminación.
Las habitaciones orientadas al norte apenas reciben luz, resultan muy frías. Se compensará utilizando colores cálidos y luminosos.
En las orientadas al sur ocurre justamente lo contrario , por lo que es más adecuado el uso de tonalidades de la gama fría . Estas dos normas se invierten en el hemisferio sur.
Actividad que se va a desarrollar en ella
En el recibidor y pasillos se utilizarán preferentemente tonos cálidos, estimulantes. En función de la iluminación que haya se puede optar por colores luminosos o más apagados.
Para el comedor son muy adecuadas las mezclas de fríos y cálidos , que crearán un ambiente equilibrado, ideal para las horas de la comida. En la cocina se combinarán colores cálidos y fríos , estas mezclas favorecerán la actividad sin crear opresión por las horas que ahí se pasan.
Son recomendables los colores luminosos, que favorecen la seguridad de quien trabaja en ella. En los dormitorios son preferibles los colores sedantes, sean fríos o cálidos, muy claros, que inviten al reposo.
La zona de estudio de trabajo integrado en el dormitorio puede tener un tratamiento distinto armonizando siempre con el conjunto, de acuerdo con el tipo de actividad que se vaya realizar en ella.
Los cuartos de baño pueden tener un tratamiento de más fantasía que la cocina. Si se va a utilizar como lugar de relax muy pocas personas optarán por tonos suaves.
Un cuarto de baño que va a compartir varias personas (hermanos, oficinas…) puede tener colores más estimulantes.
Temperamento del usuario
Como hemos visto anteriormente, la influencia del color del individuo es notable. Una personalidad hiperactiva o colérica se agudiza en entornos de colores cálidos, pero se suaviza si está rodeada de colores plácidos y relajantes.
El color azul, especialmente el azul ultramar, el más frío y menos luminoso, no hará sino reducir el tono vital de una personalidad depresiva o melancólica. Los colores cálidos pero suaves como el arena, melocotón amarillo le aportarán mayor bienestar.
4. Los gustos del cliente
Este aspecto es fundamental para el decorador. Su trabajo es crear un entorno que satisfaga los gustos y las necesidades de su cliente. La dificultad radica en que él no profesional difícilmente podrá hacerse una idea del resultado final hasta no ver cuando menos un boceto del mismo. Por ello, pinturas, moquetas o tapicerías que en la tienda parecían perfectas para un propósito se convierten en una decepción cuando el trabajo está terminado.
Así, no es raro que un cliente ya tenga su idea de los colores que quiere para las paredes o para la moqueta de su salón. Las muestras que ha visto o le parecían perfectas, o bien se ha inspirado en la fotografía de una casa que ha salido en una revista. Pero el decorador puede darse cuenta de que sus colores, en un salón de la característica de su cliente no van a conseguir el ambiente esperado.
Una parte fundamental del trabajo de un decorador es reinterpretar las preferencias , concretar de su cliente para conseguir el resultado que se le está pidiendo y ésta es una tarea muy delicada. En unas ocasiones será suficiente con modificar la luminosidad del color, en otros se puede proponer un color similar aunque un poco más cálido o más frío, o utilizarlo en extensiones menores…