Para la realización de un proyecto de decoración es necesario primero saber lo que se va hacer, como se va a hacer el proyecto. Es decir, necesitamos tener una idea de lo que va a ser nuestro trabajo. Sin ésta idea, el fruto qué se consigue estará falto de orden, de armonía, de conexión, y serán definitiva un trabajo sin valor.
Un proyecto de decoración es el planteamiento de un conjunto en el que intervienen espacios, formas, texturas, color, luz, etc., y cada uno de los elementos del conjunto, deben estar perfectamente encajados y coordinados dentro del todo general.
A un determinado color de paredes debe corresponder un determinado color de tapetes, muebles, cortinas, etc., Según el espacio y la finalidad de la estancia variara la intensidad, situación y tono de luz artificial, el estilo de los muebles, la textura de telas y superficies, el tipo de recubrimiento o en todas las paredes, etc., Debe estar también emparejado con el conjunto el tipo de muebles, su estilo, debe ser considerado como el de los pequeños detalles que colaboren a conseguir el resultado final deseado: ceniceros, floreros, jarrones, cuadros, lámparas, cojines. La disposición de cada elemento en el espacio que se dispone debe seguir unas directrices que den como resultado un conjunto armónico en donde cada uno de los elementos, queden estético y prácticamente relacionados entre si.
Además no sólo debe aspirarse a conseguir una buena relación entre los distintos elementos que intervienen un proyecto, todo conjunto debe tener un mínimo estilo. La relación entre las distintas unidades las estableceremos sobre una base general, una idea general: el estilo global que ha de tener el conjunto.
Estamos hablando desde un punto de vista académico. Decimos cómo deben ser las cosas para que ésta resulte correcta. Pero no olvidemos que desde este punto de vista, un decorador con personalidad e ideas puede romperla, colocando en una estancia, muebles funcionales combinados con muebles góticos o algún elemento románico, sin que esto desequilibre la unidad del conjunto, o bien puede hacer combinaciones de colores que no estén dentro de la tabla de valores cromáticos.
La busca de la idea
Debemos ordenar nuestras ideas y trazar un desarrollo de las mismas. Primero es necesario el método que luego producirá el hábitat, en principio se nos da un espacio: un local o una estancia que sabemos qué tipo de conjunto tenemos que montar en el.
Los primeros datos que tenemos son dos y a ellos tenemos que ceñirnos: el espacio en el que contamos y la luz natural de que está dotado ese espacio.
A partir de aquí, todas nuestras ideas estarán relacionadas con esos dos elementos.
Debemos limitarnos el espacio del que disponemos que según lo que queramos hacer será necesario esforzarnos en conseguir apariencias de mayor o menor amplitud o llevarlas a efecto realmente si es posible con un cambio del espacio.
Lo mismo ocurre con la luz natural que contamos. Pensando en lo que debemos hacer, será necesario utilizar un color u otro en las paredes y que tenemos que manejar adecuadamente elementos como visos, cortinas, huecos etc.
Supongamos que podemos obrar con total de libertad a la hora de realizar el montaje de una pieza para una mujer soltera. Dando por sentado que tuviésemos resuelto todos los problemas que en ella ha podido plantearnos la luz y el espacio y nos encontramos con unas condiciones ideales en estos dos aspectos, ¿Qué es lo primero que pensamos? En principio lo necesario saber que ambiente va a tener la habitación.
La forma más primaria en que esto se manifiesta es la tonalidad general de la habitación: pensaremos el color básico de la misma, si va a tener tonos claros u oscuros, grises, rosados, verdes, etc., Y pensaremos cómo será la iluminación.
Escogemos un tono pálido, suave. El color dominante será el azul claro. Conocido esto, abocaremos un punto fundamental, el estilo general de la estancia.
Esto quiere decir que sí no escogemos un estilo muy definido y nuestra intención es trabajar con un amplio estilo actual u orgánico, tenemos que pensar sobre qué tipo de formas tenemos que pensar cuáles van a predominar en el conjunto: formas curvas, rectas, combinación de rectas y curvas etc.
Debemos considerar que formas deben contribuir a hacer más acogedora la habitación, más elegante, más acorde con los gustos estéticos del momento y de la petición del propietario.
La solución puede ser: predominio de formas rectas a base de formas geométricas más o menos pequeñas, combinadas de tal forma que estructuren convenientemente el espacio. Cabe la posibilidad de incluir pequeños elementos que sirvan de contraste. Otro punto importante es la textura del conjunto.
Llamamos textura a la distinta calidad o aspecto externo físico de cualquier material empleado decoración.
Una superficie, por ejemplo, puede ser satinada, granulosa, áspera, brillante, mate, estriada, etc. Una vez abordados estos aspectos debemos centrarnos en el tipo de muebles y en su disposición en el espacio.
La idea sobre los muebles, su forma, está condicionada con el estilo general que he decidido ya, que será a base de forma recta.
La distribución vendrá dada por razones prácticas: circulación fácil, etc., Y también por razones estéticas: situación de ser masas geométricas de modo que se combinen unas con otras para dar el resultado que queremos como estilo general: conjunto de formas con predominio de recta a base de masas pequeñas con el fin de conseguir un conjunto elegante, compuesto por pequeñas mesitas, divanes de varios cuerpos, butacas, y pensaremos en el lugar adecuado para introducir esos pequeños elementos curvos decorativos.
Hemos de ocuparnos también en este caso de la textura particular de cada mueble.
Por último queda matizar el color. Habíamos concretado, que la habitación en azul claro en general. Debemos intuir ahora algunos colores que contraste y esto no quiere decir que se busque un choque vivo o intenso entre colores, sino introducir otros colores que rompan la monotonía del azul y luego que vallan a más flexible y armonioso.
Se puede utilizar azul más intenso para los asientos de los sillones, alfombra en el suelo o recurrir a la ornamentación floral.
Hemos de pensar también en las paredes, que también deben ser acorde con el resto del trabajo. Podemos utilizar cuadros, murales, cortinas, espejos, etc.
Por último se debe dar un estudio de la luz artificial y el modo en que está interactúa en la estancia y los elementos que la componen.
Resumiendo, la pauta lógica a seguir para alcanzar nuestras ideas pue- den ser las que de forma esquemática mostramos a continuación:
- Tipo de estancia o local a proyectar
- Espacio cantidad de luz natural con que se cuenta
- Ideas previas sobre el ambiente general
- Estilo de la misma
- Textura general de superficies, muebles y complementos decorativos
- Complementos decorativos
- Luz artificial
Estos puntos constituyen los puntos a seguir para llevar una correcta pauta de trabajo. El 3 y 4 son básicos, ya que a partir de ellos se desglosa el trabajo.